La voz del juez

En mis clases siempre menciono la voz que critica y juzga— siendo clases de artes expresivas, en las cuales exploramos la expresión corporal, vocal y la palabra, el dibujo, es más desde una fuente auténtica y real para nosotros, es importante identificarla, nombrarla para crear un entorno interno y externo seguro para la exploración.  Para poder encontrar nuestra expresión auténtica y espontánea sobretodo si hemos perdido la costumbre de fluir de esta manera, hace falta ubicar la voz interna que nos cohibe y liberarnos de ella, ya que en este emprendimiento no nos sirve.

Hay varias maneras de correrla a esta voz, quizá la más sencilla es da mandarla a pasear, indicándole la puerta, ya que no te sirve en este momento.  También se puede usar humor, a veces basta con reconocer que está presente para disolverla, otras veces hay que visualizar que la aniquilas con una espada (depende del carácter de tu juez). La cuestión es mover tus energías de manera que no te pueda hacer daño, ni hacerte sentir menos.  Ni a ti, ni a los demás.

Cuando lo logras y empiezas a tener experiencias de libertad, de expansión y de bienestar insospechada, empiezas un proceso de habitarte auténticamente con más frecuencia en todos los ámbitos de tu vida.  Este es lo que llamamos el puente vida-arte con la cual llevamos algo aprendido en el estudio a la vida.  Solo afrontando el estatus quo y atreviéndonos a salir de la zona de confort, liberándonos del voz del juez, podemos caminar con en nuestra expresión plena de quienes somos en el arte y la vida.