jueves, 4 de julio de 2019

La Imaginación - La Visualización

En la disciplina del Tamalpa Life-Art Process ™ que forma la base de lo que enseño en mis clase de danza somática y expresiva, enfocamos tres aspectos de la conciencia y la expresión, el nivel físico, emocional y mental.  Hoy deseo enfocar la imaginación y su papel en la danza como fuente de inspiración y como estímulo para el movimiento.

El nivel mental incluye varias facultades y modalidades de percepción y pensamiento, dos de ellas son la capacidad analítica y lineal de la menta (originario del llamado lado izquierdo del cerebro) y la capacidad intuitiva, creativa, no lineal, perteneciente a la imaginación (o el llamado lado derecho del cerebro).  La capacidad de la imaginación de asombrarnos e instruirnos es impresionante.  La imaginación es como una llave que nos permite acceder a niveles de sabiduría más allá de lo racional, que nos hablan directamente al corazón.  No es casual que culturas tradicionales y ancestrales enseñan a través del cuento o la parábola, con imágenes, personajes, espacios que encienden la imaginación y despiertan una inteligencia más profunda en nuestro ser que puede navegar paradojas y abigüedades con facilidad ya que en el fondo se trasluce una verdad unificadora e incluyente. La imágenes que surgen de la mente en un estado de relación muchas veces nos traen soluciones y claridad no esperados.

En la danza dirigimos la atención intencionadamente hacía uno o varios de los tres niveles para cultivar movimiento en torno a la percepción que nos despierta.  Los tres niveles nutren la danza de distintas maneras, cada una nos aporte recursos de creatividad. Cuando invitamos o nos abrimos a la imaginación nos abrimos a una capacidad innata para crear historias sanadoras e iluminadoras.  En la invitación a la imaginación a participar en la danza también dejamos que se descanse la parte racional, lineal que para mayoría de las personas está cansada, sobre trabajada, dando vueltas sobre el mismo material sin salida— y nos abrimos a la posibilidad del asombro, al "breakthrough" creativo.  Los niños tienen esta capacidad, pero poco a poco se les enseñan a ser serios, a dejar "tonterías", algo que es trágico, ya que limita sus posibilidades de crecer como persona.

Hay más de una manera de trabajar con las imágenes, podemos dejar que se presenten espontáneamente como nazcan dentro de la danza, emergiendo de una conciencia corporal y/o emocional o también podemos usar imágenes como recursos para ayudar a elaborar sensaciones, para nutrir exploraciones en diferentes cualidades de movimiento y como punto de partida para la imaginación individual.  Por ejemplo, danza en el fondo del mar, siente el agua de temperatura agradable, acariciando tu piel, las corrientes de agua que te mueven y fluyen a tu alrededor, siente como el agua te soporta y te da ligereza en tus movimientos, siente la arena bajo los pies, pasando entre los dedos, danza entre los rayos de sol que se filtra desde la superficie y brilla y juega entre las formas submarinas, algas, corales, peces de color...

En fin usar imaginación tiene la posibilidad relajarnos profundamente, ayudarnos a comprendernos profundamente, darnos recursos para el bien estar y ampliar nuestro rango de juego. Cuando dejamos fluir la función de la imaginación en un ambiente sano, con apertura y amor— lo cual es el ambiente que cultivamos en las clases— nos guía y nos regresa a nuestra plenitud natural como personas.