jueves, 13 de junio de 2019

La mirada en el camino, no el destino

En la clase de miércoles estuvimos hablando de la perspectiva de este trabajo somático que estamos desarrollando a través de la danza: que se trata de entrar de lleno en el compromiso del viaje.  El enfoque no es el destino —como en el caso de las "metas"— aunque esto no quiere decir que uno no puede sostener "intenciones" las cuales son útiles para navegar la vida en una dirección deseada, sobre todo hacía una experiencia más vital, sensible, auténtico. Las metas tal como se manejan en la cultura popular normalmente representan sistemas cerradas, en la medida en que uno los alcanza es exitoso y en la medida en que no las alcanza es un fracaso. El enfoque está en un futuro ficticio, es decir una proyección a una condición futura, un imaginario que se propone superior al presente.  No es decir que es malo o indeseable usar la imaginación de forma creativa para construir, enriquecer el bienestar, solo hemos de mirar como lo estamos haciendo.  Si la base está en un rechazo del presente, lo que estamos practicando es rechazo, no abundancia, receptividad, curiosidad, conciencia despierta. Lo único que existe es el presente, el pasado lo "recordamos", es memoria,  y el futuro lo imaginamos.  Si nos profundizamos, nos relajamos lo suficiente en el presente descubrimos que es eterno, atemporal, fecundo, expansivo.  Una "intención" difiere de una "meta" en que está abierta a lo que es, se sigue descubriendo y evolucionando y no tiene un término de "éxito" o "fracaso", siempre se renueva y se ajusta y se evoluciona a la luz de la  inteligencia inherente en cada momento.  

El poeta español Antonio Machado dice en un poema, "el camino se hace al andar", así que lo que importa es andar, descubrir los caminos.  Los mapas pueden ser útiles, pero son representaciones reducidas, no son los caminos mismos.  Uno de mis maestros de artes expresivas, Paolo Knill, dice "haz cosas". Suena sencillo, y lo es, pero es profundo.  En el hacer, en el danzar, en el escribir, en el dibujar en el presente momento, una inteligencia del acto creativo empieza a desenvolverse.  Lo esencial aquí es estar "presente" en el presente, con los sentidos despiertos, tanto la interocepción (hacía dentro) como la exterocepción (hacía fuera). Quienes dicen que la vida no tiene sentido, literalmente, no tienen los sentidos despiertos, no están en el presente para presenciar con asombro, la creación en cada instante.  La práctica de la danza somática es una camino muy fértil para experimentar este asombro, al presenciar, vivenciar, el fenómeno del movimiento de la vida.

Una de mis alumnas preguntó, "Maestra, y ¿está bien si cuando preguntas en el cierre de la clase qué estamos experimentando, si no digo nada? ¿que no le conteste"?  Quise saber un poco más acerca del motivo de la pregunta y me explicó que sentía y estaba experimentando muchas cosas maravillosas pera no podía ponerles palabras, que las palabras no alcanzaban a expresar lo que sentía.  ¡Qué buena pregunta! le respondí— y es justamente por esa imposibilidad de bajar a palabras algo que se acerque o represente la experiencia le dije, que en la clase anterior había iniciado la práctica estética de responder al final en danza-movimiento, sin palabras, o sí se utilizaban las palabras tenía que estar en tiempo presente y en primera persona.  Les expliqué que esto se llama una "respuesta estética", es decir, desde los sentidos, las percepciones estéticas/somáticas tomadas como fuente de la respuesta.  El arte habla en el idioma del arte, es decir en una respuesta estética, no sales del idioma nativo expresivo del arte, no apelas a la mente discursiva, y por naturaleza, reduccionista.  El lenguaje de la evaluación es ajeno al espacio/la experiencia generada en el universo estético de la creación.

Aquí deseo redundar en el sentido de la palabra "estético" en el contexto de las artes expresivas.  Estamos diciendo que lo estético es sensible, que responde a las percepciones directas (interoceptiva y exeroceptivas), que es lo opuesto a la anestesia.  Un anestético adormece los sentidos (significa "sin sentido)— los anestésicos se utilizan normalmente para no sentir, no percibir el dolor, pero adormece todo, placer y dolor, nuestra práctica al ser estética profundiza, sensibiliza, refina y afina los sentidos y acepta tanto el placer y el dolor de la vida desde una perspectiva artística, estética, creativa. Nos pone en el rol del artista que toma descisiones creativas ante la experiencia, esculpe la danza, recupera su agencia creativa, basándose en recursos creativos.



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En la clase, el ejercicio de calentamiento que hicimos fue hacer una calentamiento basado en ejercicios para cada uno los movimientos de la columna flexión, flexión lateral, extensión, hiper-extensión y rotación (algunos de los movimientos se parecen a asanas del yoga), pero en vez de ir directamente hacía un destino o "pose", la instrucción de de disfrutar el camino, responder a las sensaciones, impulsos y peticiones del cuerpo en el camino, realizando caminos no lineales que sin embargo viajaban con en el plano coronal, sagital, se extendían en el eje craneo-caudal o o en una rotación sobre el eje. El movimiento que se desarrolla es una "no linealidad" dirigida, sensible, indirecta, oblícua— profundamente sentida, responsiva.  El motivo de combinar la "no lineadad" dentro de estos "lineamientos" es usar los planos de movimiento y los movimientos de la columna como recursos para la exploración.  Recursos nos dan la oportunidad de explorar algo fuera de las zonas más familiares, habituales de nuestro movimiento. Este fue la base para una exploración para cada una de su danza, explorando sus impulsos somáticos guidados desde una conciencia de la columna. Al final nos dividimos en dos grupos mostrando nuestra danza colectiva desarrollada desde una sensiblidad individual hacía nuestra danza personal, sensible a la vez, a la danza que estamos creando en el espacio compartido. ¡Momentos de puro arte! Espectadores (testigo) y danzantes envueltos en el hechizo del presente.

Al final, en nuestro círculo de cierre, otro estudiante comentó que a ella le gustaba más las clases en que había la oportunidad de contacto directo con otros a través de la danza, que era una experiencia más rica.  Y tal cual, cada quien aporta sus recursos y la combinación de las danzas de dos, crea una tercera presencia palpable, asombrosa, aunque esto solo puede ocurrir cuando los dos están en contacto auténtico consigo mismos y danzando su danza con esa autenticidad y compromiso, que no cedan, sino que se da un verdadero encuentro, una relación y respuesta auténtica.

Les platiqué que me había preguntado durante un tiempo acerca de la denominación de "adultos" para personas de cierta edad, pasada la adolescencia.  Y que no es coincidencia que comparta la raíz con la palabra "adulterado".  Los "adultos" se han distanciado de la experiencia directa, del juego, del presente, y pasan su narrativa de
la experiencia en general por filtros mentales que se refieren al pasado o al futuro, pero pocas veces visitan el presente, el único lugar donde puede "ser", el único lugar que es creativo y recreativo... El "adulto" en el desarrollo de su personalidad se hace más rígido y auto-limita su identidad, normalmente basado en ideas de la sociedad y de la familia que se van internalizando— luego para decir "soy esto, pero no lo otro, soy yo y no tú (ni el árbol, ni el caballo, ni el águila), soy así y no asá, así que se abandonan muchas capacidades. Claro, hay momentos, quizá en la naturaleza, o con un hijo (sobre todo los bebés nos traen al presente) o cuando uno hace el amor...  ¡La experiencia de asombro es una buena señal que estamos en el presente... vitales! 

Poder jugar, experimentar, es vital, es parte de nuestro legado como humanos, es la forma en que se desarrolla nuestro ser... y si aparece la voz del "juez" que limitaría nuestro proceso de descubrimiento, asombro, auto-conocimiento, hay que mostrarle la puerta e invitarle a salir a dar un paseo, ya que aquí no se requiere de sus servicios.  "El juez" es esa parte de la personalidad que quiere mantener el estatus quo, no quiere nada que lo podría hacer cambiar de idea, ser flexible, vital, bajar la máscara— no nos permite tener nuevas experiencias porque nos podría hacer bajar las defensas, cuestionar como hemos estado viviendo.

Las  palabras, dependiendo como se utilizan, nos pueden limitar.  Hay un par de poetas —cuyos nombres se me olvidan en este momento— quienes dejaron de escribir, justamente porque sentían que las palabras encasillaban la realidad demasiado, que la limitaba al ponerle una etiqueta a las cosas, los sucesos, una interpretación.  Y es cierto que se las puede ver como algo que trata de "capturar" algo esencial que en realidad no se puede capturar, ya que es demasiado vasto y profundo, sin embargo todas la cosas en el mundo son una expresión inpermanente de la vida que pervive. Tal cual, siempre existe esta danza entre lo implícito (vean "el orden implícito" de David Bohm) y lo explícito (su expresión visible), hay una danza en la no forma y la forma.  Lo que nos da problemas como seres humanos es cuando nos aferramos a las formas inpermanentes.  De esta manera, la danza somática y expresiva, participa de esta danza de la existencia, de la vida, la forma y su disolución en no forma, para surgir otra vez en otras formas. 

La danza implícita/explícita, forma/no-forma es como las olas del mar, corrientes/impresiones que se coalescen y se vuelven a disolver para luego surgir en otra forma, en otro momento. Tal cual, los cambios intermodales, cuando cambiamos de danza a dibujo, o dibujo a poesía, o la danza misma que transforma en otra danza, todas respuestas estéticas, todas creaciones en el presente.


"From out of the formless into form and back again"




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