miércoles, 22 de abril de 2020

Puente Vida-Arte

Construir un puente significa crear un paso de un lado a otro, una forma de transitar entre dos puntos que quizá estaban incomunicados, donde el transito no era fácil. Al abrir un camino sobre una brecha que anteriormente separaba dos partes, ahora existe de posibilidad de transitar, de aquí para allá y de allá para acá. Existe la posibilidad de traer nuevas historias y percepciones de una tierra antes lejana, y también la posibilidad de llevar nuevas formas de ver las cosas de acá para allá. 

En el tema del arte y la vida, si entramos en el arte, entramos en una tierra de leyes distintas a nuestra mente racional y lineal, entramos en un mundo de asociaciones, de imágenes, de impresiones y percepciones coloridos, moldeables, expresivos.  Invitamos al juez a irse de paseo para nosotros poder explorar, jugar, descubrir.  Entablamos un proceso, sensible, aestético, donde nos despertamos a todos los sentidos para reconocer más desde adentro dónde y cómo estamos y qué deseamos expresar. Es importante entender en qué sentido hablamos aquí de lo aestético, en qué sentido usamos la palabra, volviendo a su raíz se refiere a los sentidos y la experiencia de ellos desde adentro, no desde una percepción, medida o juicio externo, sino nuestros sentidos propios, los exteroceptivos—nuestra vista, olfato, gusto, oído, tacto— y los interceptivos (kinestesia, equilibrio, temperatura, los sentidos propioceptivos...)

Por otro lado tenemos la vida, la experiencia, las emociones, y la imaginación-mente para nutrir nuestra expresión artística/aestética... a la vez que encauzamos nuestras experiencias y deseos desde estos tres niveles a través del arte, en este caso, la danza/movimiento. Como si pusiéramos pintura sobre un lienzo, externalizando lo que llevamos dentro implícitamente, haciéndolo explícito, expresado. Y en ese lienzo con la experiencia visible podemos jugar y experimentar en el lenguaje del movimiento. Podemos plasmar lo que sentimos o experimentamos, dejado que la danza y sus temas emerjan, y luego explorar si existe algo que cambiaríamos o algo que pide cambio, algo que nos daría mayor satisfacción y gusto desde nuestra sensibilidad aestética.

Tanto el contenido y procesos de la vida como los procesos y el lenguaje del arte se iluminan mutuamente, lo que descubrimos en el/la arte/danza lo podemos practicar en la vida y el arte nos ayuda a identificar lo que es significativo que desea expresión, reconocimiento, desarrollo y en su momento quizá cambio o evolución. Podemos construir puentes entre la vida y el arte y volvernos artistas de la vida.


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